
Hasta que decidimos volver a colgarla en la pared estaba tranquilamente en un baúl
De repente la despertamos de su letargo y después de zarandearla, y tomarle medidas la llevamos hasta allí y, aquí estaba suspendida en la pared, como entonces.
Había luchado para que la bajaran. Se había puesto descolorida y borrosa y cuando al fin había conseguido descansar, la habíamos vuelto a sacar.
No se porque no nos dábamos cuenta de que para ella era un suplicio ser observada por multitudes ya que, aunque no se creyera era muy tímida.
Se resignó y mostró la sonrisa enigmática que Leonardo había pintado.
2 comentarios:
Fedri,genial besos
Suerteeeeee.... Muy bueno.
Un abrazo.
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