jueves, enero 25, 2007

Chuletas al dios Baco GM

CHULETAS AL DIOS BACO.

INGREDIENTES:( para 2 personas)

4 chuletas de cerdo

un tallo de puerro cortado en juliana

unos pimientos del piquillo ( como una cucharada grande)

un diente de ajo pelado

1 vasito de vino de tomate triturado

una pizca de nuez moscada

1 vasito de vino tinto

1 cazo de agua ( un cazo de los de servir la sopa)

sal y pimienta.

ELABORACION

Poner en la cubeta, aceite y sofreir las chuletas hasta dorarlas. Apartar y echar en el aceite el puerro y sofreir. Añadirle los pimientos en tiras, el tomate y la nuez moscada mas el ajo pelado y machacado en un mortero.Añadirle también las patatas cortadas a trozos. dar unas vueltas

Poner las chuletas en la cubeta, con sal y pimienta.Agregar el agua. cerrar la olla. Menu carne.

miércoles, enero 17, 2007

LA MASCOTA


Estaba muy contenta. al fin tenia en casa a su mascota.

¡Qué bonita era! Tan lisa y suave la piel... La acomodó en su terrariun y le puso un nombre. la llamaría Shakira.

Shaki se fué acostumbrando a su nueva casa y a su dueña. y crecieron juntas casi sin darse cuenta.

Su dueña la sacaba a menudo de su terrarium y la acariciaba, y ambas solian compartir el sofá estirandose las dos juntas.

Un dia Shaki amaneció rara. Cuando su dueña la sacó como cada tarde para compartir un rato de sobremesa juntas, Shaki no se movió casi. Permanecía muy quieta, muy quieta y solo miraba de reojo a su amiga , nada mas, estirandose mucho junto a ella.

Cuando la situación se alargó demasiado y no sabiendo que hacer , la llevaron al veterinario.

" Asi que... solo te mira de reojo y se estira a tu lado.- preguntó el doctor.

!Si doctor .¿Es algo grave?

Grave?.. no, lo hemos cogido a tiempo gracias a dios, pero podria haberlo sido.

¿Se hubiera muerto mi Shaki doctor?, preguntó alarmada su dueña.

Shaki?.- respondió el doctor.-No señorita Quien hubiera corrido peligro hubiera sido usted.¿No se dio cuenta de que lo que hacia Shaki , su serpiente,era medirse con usted , para ver si se la podia comer?

viernes, enero 12, 2007

COSAS QUE SUCEDEN A MENUDO


Iba con mucha prisa. Había salido del trabajo para ir de compras al supermercado ya que en casa se habian agotado todas las existencias.
Habia comprado ya todo lo necesario y tenia muchas ganas de llegar a su casa.
Hacia una tarde de perros , mucha niebla espesa ,y... frio.
Además...¡¡¡ tenía tantas ganas de hacer pis....!!!.Pero gracias a dios solo le quedaba un poco para llegar a su portal.
Llegó al fin.. las ganas eran cada vez mayor. cogió todos los paquetes y su bolso y se encaminó a toda prisa hacia su casa.
Uhmmmm que ganas ... que ganas de llegar.... ufffff
Al fin llego a la puerta. Dejó los paquetes en el suelo y buscó las llaves en su bolso.
¡¡¡Las llaves!!! las llaves no estaban!!!! ainssss . Buscó y buscó... nada
Y ahora qué hacer? su calle estaba tan iluminada como una feria. habia mucho tránsito.
Miró desesperada arriba y abajo y.... tomó una decisión.
Se agachó entre dos coches y..... oh que gusto... dos gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas de alivio.
Cogió sus paquetes... subió a su coche y se dirigió a casa de sus padres.
Al fin y al cabo... ¿quien no ha pasado en su vida por una situacion como esta????

miércoles, enero 10, 2007

ERIC EL DRAGON ROJO ll



Capítulo II – Una visita desagradable

Tan pronto como se cerró la puerta tras su abuelo, Abbey y Arthur abrieron los ojos y se quedaron inmóviles bajo las sábanas de sus camas, esperando a que sus ojos se habituaran a la oscuridad de la sala. Poco a poco, las siluetas informes de los objetos que decoraban la habitación, fueron haciéndose visibles para los dos pequeños.
La estancia era una sala semi-abuhardillada, con vigas de madera recorriendo el techo hasta la pared. Los dos niños estaban en una litera, en el extremo opuesto de la única puerta que había, y enfrente de una gran ventana provista de unas cortinas bordadas blancas que siempre estaban abiertas. El resto de la habitación lo componían un armario ropero enorme, a la derecha de la puerta, un baúl donde guardaban los juguetes, cerca de la ventana, una mesilla de noche y un par de sillas. El suelo estaba tapizado por una moqueta impoluta de color azul.
Abbey ocupaba la cama de debajo, porque Arthur, al ser mayor, había ejercido su derecho de elección, pero a ella nunca le había importado perder esa batalla con su hermano, porque le asustaban las alturas.
Desde la cama de Arthur se veía la parte baja de la colina y una valla que rodeaba el huerto que sus abuelos tenían en la parte de atrás del caserón. Abbey sólo podía ver la colina desde su mitad hasta la cumbre, unos sesenta metros más arriba.
Los dos niños estaban muy quietos, aterrorizados ante la idea de ver aparecer un dragón por la ventana. Sus respiraciones eran entrecortadas y no se atrevieron a hablarse. Pasó un cuarto de hora. Nada. Un hora más. Nada. El sueño empezó a vencerles, pero ninguno de los dos quería quitar ojo de la ventana. De repente se escuchó un ladrido ronco, y, de inmediato, los dos niños recuperaron la consciencia abandonando los brazos de Morfeo. Más ladridos hacia la colina. Los pequeños sentían cómo su corazón se lanzaba a galope tendido. Aquello era muy extraño, ya que Daemon nunca ladraba a nadie, y menos de noche. Oyeron las voces de sus abuelos tratando de calmar al perro, pero éste seguía ladrando. Un pequeño grito ahogado desde la cama de abajo puso a Arthur en alerta. Abbey había visto algo. Una figura desgarbada, alta y fuerte apareció en lo alto de la colina. Parecía un hombre, pero desde esa distancia a Abbey le pareció un gigante. Sólo veía su silueta, recortada por la luz de la luna. El gigante estaba muy quieto, como si fuera una estatua. Daemon continuaba ladrando. Tras unos segundos, la figura comenzó a moverse colina abajo de forma torpe, pero a gran velocidad. Abbey no podía moverse ni articular palabra, sólo mirar cómo avanzaba ese gigante hacia ellos. Tras unos segundos, desapareció de su campo visual.
Arthur estaba alerta en su litera. Sabía que su hermana había visto algo, pero no era capaz de distinguir qué desde su cama. Oía la respiración agitada de su hermana, pero no se atrevía a preguntar nada. No quitaba ojo de la ventana, intentando atisbar algo de lo que estaba pasando ahí fuera, y tras unos segundos. una figura apareció ante su vista, acercándose cada vez más a la casa. Parecía humano, pero sus dimensiones eran enormes. Aunque sólo podía ver su silueta, distinguió un par de brazos deformes pero muy musculosos, y una cabeza chata tras la que asomaban dos ojos amarillos y pequeños a la luz de la noche. Iba vestido con telas hechas rasguños, como los vagabundos de las películas, y llevaba algo parecido a un garrote, retorcido y de gran tamaño, en su mano derecha.
Aquella figura continuaba acercándose con rapidez. En unos segundos alcanzaría la valla del huerto. El San Bernardo ya no ladraba, sino que aullaba en la cocina, donde se oían las voces de sus abuelos que intentaban sin ningún éxito que Daemon se callara. Un relincho lejano llegó hasta la habitación. Hedgehog también estaba inquieto. Aquel ser espectral se detuvo ante la valla blanca, y miró a su alrededor, con la cabeza en alto, como un enorme lobo olisqueando el aire para orientarse. Arthur lo observaba todo desde su litera, mientras Abbey, que no podía ver nada, se había metido bajo las sábanas. Súbitamente, la oscura figura saltó la valla con suma facilidad y desapareció de la vista de Arthur. Los niños seguían sin moverse, y pasaron unos cuantos minutos antes de que Abbey se atreviera a echar una ojeada a la ventana a través de la maraña de tela en la que se había convertido su cama. Ahora no veían nada más que la colina desnuda a través del vidrio, pero podían oír, entre ladridos, voces y relinchos, un rasgueo en la pared de ladrillo. ¡Estaba trepando directamente hacia ellos! Agarrándose al colchón de su cama, y en total oscuridad, aguardaron.
Una cabeza chata apareció en la ventana, y Abbey y Arthur contuvieron la respiración no pudiendo creer lo que sus ojos les trasladaban. Desde luego aquella cosa no era humana, aunque se asemejara a alguien con enormes deformidades. Dos pequeñas orejas separadas de la carne de la cabeza, se movían en varias direcciones tratando de escrutar cualquier movimiento posible. Aquel ser tenía dos diminutos ojos hundidos en un cráneo oval, una nariz chata y dos labios carnosos, partido el superior, que dejaban entrever una dentadura desigual. Una pequeña mata de pelo muy corto coronaba la figura. Los dos niños miraban con pánico la estampa. La cosa esbozó algo parecido a una sonrisa, a la vez que husmeaba el aire en busca de algún olor que Arthur y Abbey desconocían. A la izquierda de la ventana apareció una mano enorme que portaba una herramienta. Ahora Arthur podía ver con total nitidez que lo que pensaba que era un garrote, era en realidad una espada, pero parecía haber sido forjada sin ningún cuidado, porque era burda, y hasta juraría que estaba oxidada. Los dos se pusieron a temblar cuando se dieron cuenta de que usaba el espadón para intentar arrancar la ventana.
Entonces, un enorme rayo iluminó al ser completamente, y toda la habitación. Estaban seguros de que los había visto.
Los niños no pudieron contenerse y se pusieron a chillar, pero sus gritos quedaron ahogados por un rugido monstruoso, que venía más allá de la colina. Tampoco era humano. El ser que se agarraba a la ventana pareció asustarse, y desapareció de un salto. Le oyeron salir corriendo en dirección contraria a la del rugido. Luego, completamente agotados y aturdidos, los niños se durmieron.

David García Cerdán…to be continued