Una mudanza para una chica de 14 años es como un terremoto,
te lo fastidia todo. Tienes que ccambiar desde la ciudad a la que ya estás
acostumbrada y conoces, a la casa en la que vives desde siempre, tienes que
cambiar de habitación, tu habitación, en la que ya habías establecido tu
desorden-ordenado y en la que te sentías tan a gusto y sobretodo tienes que renunciar
a algo muy importante, tienes que
cambiar de amigos
Ese cataclismo me sucedió a mí.
Después del divorcio de mis padres mi madre decidió que nos
fuéramos a otra ciudad y, a la sensación de inseguridad que te invade al ver
que tienes que vivir sin la presencia física de uno de tus padres, en este caso
mi padre, se unía lo de la mudanza.
Toda esa frustración y rebeldía se tradujo en mi aspecto
físico y me convertí en una chica desgarbada y con un look gótico en lo que
podía.
Aunque no podía pintarme los ojos y los labios de negro ya
que mi madre no me lo permitía a mi edad, sí podía pintarme las uñas y vestirme
de arriba abajo con pantalones con agujeros y tachuelas, eso me daba un aspecto
tenebroso, tan tenebroso como mi interior.
Así empecé mi curso en una ciudad diferente, una casa
diferente y una vida diferente.
Cuando llegué al instituto
procuré pasar desapercibida,
tarea inútil, con mi aspecto era como un faro al que todas las miradas
se dirigían.
Después de un mes de
soportar miradas a hurtadillas, codazos, sonrisitas y cuchicheos a mi paso,
pasé a ser la nueva responsable de todo
lo malo que pasaba, Si se rompía una farola del patio… era yo. Si la pizarra
aparecía llena de tacos y dibujos poco convenientes… era yo, todo me lo
atribuían a mi, no por que fuera rebelde o contestona, sin por mi aspecto
físico.
Yo aceptaba todo aquello como un castigo merecido ya que me
consideraba culpable de la separación de mis padres
Un día, todo aquello cambió
Después de las vacaciones de navidad un nuevo alumno vino a
nuestra clase.
Era un chico alto y flacucho, parecía que le pesaban los
huesos y tenía ese aspecto peculiar que tienen los chicos después de dar el
primer estirón. ¿no os habéis fijado cómo se les agranda la nariz y la nuez y la cara se les llena de granos?
así era Jorge, como otro chico
cualquiera, pero para mi, desde el momento que miré sus ojos fue especial.
Desde ese día mi corazón latía cada vez que pasaba por mi
lado para irse a su pupitre; me hacía la encontradiza con el, me quedaba
mirándolo embobada durante las clases. Todo se borraba cuando estaba cerca de
el
Tenía que conseguir que se fijara en mi .que fuera visible a
sus ojos.
Un día, cuando, como era habitual, estaba castigada durante
el recreo, coincidimos en la clase de castigo. Nunca supe si él había hecho
algo a propósito para coincidir conmigo, ni nunca me lo plantee, allí estaba y
eso era lo importante.
A partir de entonces nos hicimos amigos.
Yo me daba cuenta que éramos muy distintos el era un chico normal con sus vaqueros y su
sudadera, yo una chica rara, vestida con chupa con tachuelas y mirada torva, así
que me propuse cambiar.
Fui dejando poco a poco
el color negro y el aspecto de vampira.
Fui adquiriendo el aspecto normal que tenía antes de la
mudanza-Empecé a ser aceptada por mis compañeros, pero noté que poco a poco ese
cambio me alejaba de Jorge
¿Qué pasaba?¿ Qué había hecho mal?¿porqué me pasaba esto a
mi? Quería morirme
Fue entonces cuando,
una tarde Jorge me cogió de la mano y me dijo.
¿Por qué has cambiado?
Yo me quedé sin saber que responder.
¿Cambiar?.- pensé yo.- pero
si lo había hecho por él.
Si,- respondió el.-.Ahora
pareces una más. Yo me fijé en ti porque eras distinta
Le miré a los ojos y
comprendí que tenía razón, que yo había cambiado, pero que quería que el me aceptase tal y como era
con mis cosas mis sueños y mis debilidades
Mi mudanza no solo
era física, era hora de aceptar mi nueva vida.
Me armé de valor y le dije.
Jorge.- yo quiero
seguir siendo tu amiga, y los amigos se aceptan al cien por cien Acéptame como
soy, con mis cambios y mis sentimientos, no quieras estar conmigo para lucir a
“la rara” como un trofeo.
Espere su respuesta latiéndome el corazón a mil por hora
No es por eso, por lo que te
quiero como amiga, me respondio, me gustas como eres por dentro, No
quiero que cambies tus ideas , que se reflejan en tu manera de vestir y de
actuar, No quiero que seas una mas. Me gustas TU.
El me cogió la cara y me
besó en la mejilla, dándome lo que sería mi primer beso
A partir de entonces, poco a poco empezamos a conocernos mas
y mas entendí que con ese beso inocente me había dado una respuesta
Esa era su respuesta.
Comprendí entonces que no hay que cambiar para agradar a
otra persona, sino por una misma-
Ahora después de
mucho tiempo, seguimos juntos y solo puedo estar agradecida a aquella mudanza en mi vida.
1 comentario:
Me ha encantado...
Cambiar por los demás es lo que hago siempre... creo que me equivoco al hacerlo.
Publicar un comentario