Hace ya tiempo que aquí nadie cree en los milagros pero sin saber como se había producido uno
.
Después de un invierno oscuro y frío donde casi se sintió morir de soledad una mañana sonó el teléfono, y, al contestar, comprendió que no era la voz con acento extranjero que ofrecía tal o cual ventaja si te cambiabas de compañía telefónica que la despertaba siempre, sino la voz grave que tan bien conocía y había intentado olvidar para no sufrir
Solo una simple llamada había logrado resucitarla
Y así con la certeza de ser recordada y amada, volvió, como Lázaro, a sonreír
4 comentarios:
Guau... me quedo con éste.
Suerte amiga. Todos buenos pero este lo veo de concurso.
Un abrazo.
Fedri yo opino como Emilio ..este segro que concursa muy bien ..
besitos
voy a ver ese pastel de espinacas ...
¡Plas, plas, plas, plas...!
Amiga, un relato precioso, de los que te dejan con una sonrisa después de haberlo leído, te deseo buena suerte y ojalá ganes el concurso, lo mereces.
Mil besos
"Ana"
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